Nuestro cuerpo necesita nutrientes esenciales para funcionar correctamente, los cuales los podemos encontrar en diferentes alimentos. Por ello, es esencial mantener una alimentación equilibrada que cuente con todos los nutrientes que necesita nuestro cuerpo. Y es que son muchos los beneficios que podemos obtener manteniendo una buena nutrición, cómo evitar enfermedades crónicas, un buen desarrollo inmunológico, peso saludable, entre otros.
Una buena forma de reforzar la alimentación saludable es comprar productos proteicos, ya que nos ayudan a darle al organismo los macronutrientes esenciales para tonificar nuestros músculos y mantener una buena salud física.
Consejos para tener una dieta sana y equilibrada
1. Reduce el consumo de azúcares
No se trata de eliminar el consumo de azúcar en nuestra dieta, sino moderarlo. La OMS asegura que para obtener los beneficios esenciales, elconsumo de azúcares en nuestra ingesta calórica diaria debe ser inferior al 5%. Para lograr esto, debemos alejarnos de cualquier producto procesado con alto contenido de azúcar, como lo son los refrescos, zumos, postres y demás.
Cuando no moderamos el consumo de azúcar, estamos propensos a sufrir diferentes enfermedades, como lo son: cáncer, diabetes, obesidad, enfermedades vasculares, entre otras.
2. Evita los alimentos procesados
Lo ideal es evitar los alimentos procesados y aún más los ultraprocesados, ya que estos cuentan con grandes cantidades de grasas, azúcares, sal, aditivos y conservadores. Los cuales no son nada saludables ni recomendables para una buena alimentación. No queremos decir que es obligatorio eliminar su ingesta, solo que se deben consumir de forma esporádica.
3. El aporte calórico adecuado
Es importante saber que cada persona requerirá de un porcentaje calórico en su alimentación, el cual dependerá principalmente de la actividad física que realice y de su peso. No debemos excedernos en el consumo de calorías, ya que esto puede generar obesidad. También debemos evitar las dietas hipocalóricas, es decir, aquellas donde se ingieren menos calorías de las que se gastan diariamente. Esto puede ser contraproducente, puede causar déficits de nutrientes y fallos en el sistema inmunológico.
4. Integra las frutas y verduras a tu dieta
Las frutas y verduras son indispensables para una alimentación diaria, son una gran fuente de fibra, vitaminas y minerales. Lo que recomiendan los expertos es consumir al menos cinco raciones de frutas y verduras en el total de comidas al día.
Se debe consumir al menos una fruta cítrica al día, puesto que son ricas en vitamina C y otras vitaminas indispensables para el sistema inmunológico. La vitamina C es un antioxidante que se encarga de proteger las células del cuerpo para que no sean dañadas por los radicales libres.
5. Has espacio para las legumbres
Se deben consumir por lo mínimo dos veces a la semana, ya que son una gran fuente de vitaminas y minerales. Dependiendo del tipo de legumbre podrán contener vitamina B1 y B2; calcio, potasio, magnesio, hierro, ácido fólico y otros componentes nutricionales.
6. No te olvides de los aceites
Puedes incluir en tus comidas varios tipos de aceites, como aceite de oliva, avellanas, girasol, calabaza y cualquier otro aceite que provenga de frutos secos y semillas. Es importante decir que no todos los aceites son malos, siempre y cuando no nos excedamos en su uso. En este caso, los tipos de aceites vegetales, son ricos en grasas cardiosaludables y también contienen la vitamina E, folatos y zinc. Todos estos nutrientes son necesarios para el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
7. Consumo de carne adecuado
Actualmente, es recomendable el consumo de carne de tres a cuatro veces por semana, variando entre carnes rojas y blancas. Así mismo, la OMS recomienda que sea reducido el consumo de carnes procesadas, aunque lo más recomendable es que se suspenda su ingesta por completo. El consumo excesivo de cualquier tipo de carnes procesadas, aumenta el riesgo de padecer diferentes tipos de cáncer.
8. La cantidad y calidad de grasas para tu dieta
Las grasas de calidad son dos, las monoinsaturadas que se pueden encontrar en el aguacate o aceite de oliva y las poliinsaturadas que se encuentran en pescados (mayormente azules) y en frutos secos. Por el contrario, es necesario regular el uso de las grasas saturadas, las cuales se pueden encontrar en la grasa de la carne, embutidos y derivados de la leche. También es posible encontrarlas en muchos productos, es muy fácil identificarlas con el nombre “grasas hidrogenadas”.
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