A la hora de dirigir una empresa, sea del tamaño que sea, uno de los factores más importantes es la gestión de la producción. Debemos tratar de optimizar nuestros recursos humanos, materiales, económicos y tecnológicos para que ofrezcan el mayor rendimiento posible, aprovechando así al máximo su potencial.
Tipos de producción
A lo largo de la historia, sobre todo a medida que ha ido avanzando la tecnología, el método de producción ideal (o al menos el más habitual) ha ido cambiando, tal y como se puede observar en esta publicación.
Así, aunque la introducción de la producción en serie, a cargo de Henry Ford, revolucionó el mundo industrial, a día de hoy no es el método más utilizado. Posteriormente nació el Lean Manufacturing, de la mano de Taiichi Ohno, por aquel entonces director de Toyota, quien desarrollo una metodología cuyo fin es maximizar la calidad utilizando los mínimos recursos posibles.
El proceso Lean se mantiene activo todavía a día de hoy, pues son muchas las empresas que siguen buscando esa mejora continua, tratando de utilizar el menor número de recursos posible para la obtención de su producto final, manteniendo un desarrollo flexible, principalmente centrado en el usuario y sus necesidades.
Sin embargo, en los últimos tiempos está ganando terreno la llamada Industria 4.0, que busca mejorar todavía más el rendimiento de las empresas con la ayuda de los nuevos avances tecnológicos. El Manufacturing Exection System (MES) es un software que permite a la empresa utilizar de forma todavía más eficaz sus recursos, apoyando sus mejoras en conceptos como el Internet de las Cosas o las automatizaciones de los procesos, entre otras muchas cosas.
La importancia de la gestión de la producción
A la hora de optimizar los recursos disponibles, una buena gestión de la producción es fundamental. Para empresas de pequeño tamaño o incluso trabajadores autónomos una mala gestión en este aspecto puede significar un gran cambio a final de mes, así como el cierre definitivo de su negocio.
Igualmente, para empresas más grandes la diferencia aumenta de manera exponencial, de forma que quizás no repercuta de forma tan grave, al no conllevar el cese de la actividad, pero sí puede llegar a suponer un cero menos, en el balance anual, si no se lleva a cabo de forma adecuada.
En caso de disponer de los recursos económicos necesarios, puede ser recomendable contar con los servicios de un departamento dedicado exclusivamente al análisis de este campo, siendo un gasto puntual que puede repercutir enormemente en el crecimiento de la empresa.
Por último, pero no por ellos menos importante, aunque habitualmente unimos el concepto “producir” con ser eficaz y eficiente, en muchas ocasiones es una definición que se queda corta, siendo necesario analizar más factores, ya que esto no asegura que nuestro negocio sea un éxito.
Podemos disponer de una empresa eficaz y eficiente, pero que está gastando un presupuesto por encima del disponible e igualmente no crece lo suficiente como para que a largo plazo resulte rentable. De ahí la importancia de una correcta gestión de la producción en todos los aspectos.