La responsabilidad que tienen todos los agentes sociales hacia el medio ambiente es innegable e irrefutable. En el caso de las empresas logísticas, aplicar prácticas de sostenibilidad ya no es algo opcional, sino que deben impulsar la búsqueda de la eficiencia en todas las áreas, incluyendo el embalaje sostenible. Es más, ha dejado de ser una simple tendencia para convertirse en un requisito operativo y reputacional.
Índice
Brafim: innovación y sostenibilidad al servicio del embalaje industrial
La sostenibilidad logística no es una moda pasajera, sino un compromiso global del que no hay vuelta atrás. La aprobación de recientes normativas que marcan este camino claramente, como el Real Decreto de envases y residuos de envases, o el impuesto al plástico, son directrices que todas las empresas deben seguir para lograr una transición sostenible eficaz y con futuro.
En Brafim llevamos más de tres décadas liderando el sector del embalaje industrial y orientándolo hacia la sostenibilidad que exige el sector logístico. Y, más allá del cumplimiento legislativo, nos guiamos por una convicción ética y social para preservar el medio ambiente que intentamos transmitir en todos nuestros procesos.
Cartón reciclado como alternativa al plástico
Una de las líneas de trabajo que más define el tipo de embalaje industrial de Brafim es la aplicación del cartón reciclado como sustituto del plástico en los embalajes. Este material no solo es 100% reciclable, sino que también permite establecer diseños modulares, ligeros y muy resistentes que se adaptan a cualquier tipo de carga y sector.
La utilización de cartón reciclado implica, además, una reducción en el peso total del embalaje. Esto, a su vez, disminuye los costes de transporte y se traduce en menos emisiones de CO₂. Además, este tipo de embalaje ecológico es reutilizable, lo que añade un mayor valor desde el punto de vista de la economía circular.
¿Qué beneficios tiene el embalaje sostenible?
La apuesta por utilizar embalajes sostenibles tiene muchas más ventajas de las que, a priori, podríamos pensar. Estas son algunas de las principales:
- Menos costes de transporte al utilizarse materiales más ligeros.
- Economía circular, apostando por la reutilización y dando un segundo uso a los materiales.
- Reputación corporativa, al mostrar a la sociedad un fuerte compromiso y responsabilidad ambiental.
- Cumplimiento normativo de unas regulaciones cada vez más estrictas en materia de sostenibilidad.
El embalaje sostenible es mucho más que una obligación
Como decíamos al inicio del artículo, el embalaje sostenible no debería ser exclusivamente una obligación para las empresas, sino un principio por convicción. Y, además, supone una importante ventaja competitiva en el mercado, puesto que la búsqueda de empresas que lleven a cabo prácticas sostenibles es un peso que tiene cada vez más peso en la decisión de compra del usuario final.
Por lo tanto, la sostenibilidad debe integrarse como un valor fundamental en toda la cadena de suministro. Por ello, es necesario seguir invirtiendo en tecnología e innovación sin perder el foco sobre lo que realmente importa: el futuro del planeta.